04.07.2019
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Casi toda una vida escribiendo líneas de la historia Goya, no solo en España donde ya lleva más de 40 años, sino desde Brooklyn y Manhattan en NNYY donde también labró parte de sus experiencias comerciales. Hoy, esos recuerdos le hacen mirar atrás y ver un antes y un después para lo que es en la actualidad Goya Foods.
Hoy nos detenemos con él en su última visita a Madrid para compartir un encuentro donde no falta la cordialidad extrema, esa exquisita forma de abordar a las personas para hacerlas sentir importantes sean compañeros de la oficina, directivos o clientes.
Frank Calvo, lleva la marca en sus venas y nos cuenta que comenzó vendiendo aceite y aceitunas. Recuerda que en el año 1992 había en España algunos puertorriqueños y alrededor de 100.000 dominicanos, y fue charlando con unos de ellos en la calle, lo que le impulsó a creer que Goya podría proveer a estos ciudadanos de los productos nostálgicos con los que ellos ya estaban familiarizados (teniendo en cuenta que Goya ya estaba presente en República Dominicana hacía mucho tiempo), ¡un producto bandera! dice Frank, que pensó en la crema de coco Goya para la tan conocida Piña Colada, y esto solo fue un principio de muchas grandes ideas que Frank hizo realidad.
Las diversas historias que contar serían para varios días de conversación, pero resume que es un hombre demasiado feliz y bendecido. El camino no ha sido fácil para la familia Goya, nos dice que conseguir éxito y que los clientes prefieran una marca y sean fieles a ella no es algo que se logra de un día para otro, es el trabajo constante de empleados que aman la compañía como si fueran ellos los propios dueños. Esto es así porque la familia Unanue, iniciado por su fundador Don Prudencio, siempre tuvo una cercanía y conexión especial con los empleados.
Dice que aún se siente un aprendiz de las ventas, que cada cliente es alguien a quien mimar con el mejor servicio y que en la escuela de Goya aprendió entre otras cosas a que la marca es para todos sin importar el color de la gente, procedencia o nivel económico.
El ver como los productos Goya cada vez son más demandados en todos los continentes le llena de orgullo dice ?Quién abre hoy un negocio de alimentación y no tiene Goya no tiene un negocio porque Goya ya vende por si solo y la gente lo quiere?.
Y así en estas pocas frases definimos a Frank Calvo como el empleado veterano que ha visto pasar la historia de la empresa y no quiere retirarse porque siente que su vida está ligada a lo que significa ser parte de la familia Goya. Sin duda, un ejemplo para los más de tres mil empleados de la compañía. Gracias Frank, por toda esa entrega y buen hacer.
¡Si es Goya, tiene que ser bueno!
Patricia Morales, Marketing – Prensa – Relaciones Públicas en Goya Europa.